domingo, 6 de enero de 2013

Lasagna de calabaza y torta de Reyes

La cena que preparé para mis amigos era una lasagna de calabaza con cebolla yanguizada y tres arroces (integral, dulce y basmati), aderezado con nuez moscada y romero, más unas cuantas pasas y piñones, regado con tamari (salsa de soja no pasteurizada japonesa); y a continuación una coca (versión catalana de la focaccia italiana) preparada con harina, agua, un poco de aceite de oliva y sal (marina sin refinada) con humus, verduritas (nituké de zanahoria con col verde) y un toque de sardina de lata (española, of course) por encima, acompañado por un platito de salmón ahumado y de una sidra de manzana para beber (sin alcohol). De postre, unos muffins (madalenas) caseras a base de varias harinas (nada de levadura), unas pasas y por encima un toque de mermelada de fresa y chocolate de algarroba, decorado con una lámina de fresa. Café de cereales. Estómagos satisfechos y sonrisas de placer para concluir la velada de la vigilia de la llegada de Sus Majetades los Reyes Magos de Oriente, quienes, por supuesto, no pasan por alto las latitudes del trópico americano.

Hoy, día de la Epifanía o de Reyes, he preparado un postre tradicional de mis tierras catalanas: el "tortell de Reis" (torta de Reyes), versión macrobiótica, sin azúcar añadido ni huevo ni levadura ni aditivos; sólo a base de harinas, aceite de oliva, manzana, piñones, sirope de arroz y mermelada casera de naranja con un toque de agave; regado por fuera con un poco de aceite de coco y con coco espolvoreado por encima (muy poquito). El resultado está a la vista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario